¿Se debe permitir hablar quechua en el Congreso?
En setiembre del 2007, un grupo de amigos y yo abrimos el blog im.verbe a partir de una polémica entre Martha Hildebrandt y María Sumire. El enfrentamiento ocurrió cuando se discutió en el Congreso el Proyecto de Ley para la preservación, uso y difusión de las lenguas aborígenes del Perú. Para Hildebrandt, obviamente, el proyecto “no servía para nada” ya que era imposible que todas las lenguas fuesen oficiales. Es fácil decirlo cuando tú puedes desarrollarte en cualquier área con tu lengua ¿no?
Sin embargo, este conflicto era la consecuencia de una incomodidad (absurda) que se había empezado a gestar en el Congreso de la República desde el año 2006, cuando las congresistas Sumire y Supa se hicieron conocidas por iniciar sus participaciones parlamentarias en su lengua materna: el quechua.
Desde el 2006 me he topado con varias personas que justifican las actitudes de Hildebrandt por razones de lo más estúpidas, hasta las más “asolapadamente” estúpidas. Unos afirman que no se debería hablar en quechua en el Congreso porque la mayoría de congresistas no entiende. Este argumento es estúpido porque no es culpa de las congresistas quechua-hablantes que los demás no conozcan su lengua (ah! Pero sí es culpa de ellas si no solo no entienden castellano, sino si cometen algún error ya sea escrito u oral. Hasta algunos medios les caen encima).
Otros afirman que no se debería hablar en quechua en el Congreso porque en Lima la lengua oficial es castellano. Este es un argumento insuficiente pues, olvida el argumentador, que el Congreso de la República no es solo un espacio físico, sino una institución democrática que excede la locación geográfica. Es una institución que representa a todo un país y, por lo tanto, todas las voces del Perú. Por eso, todas las lenguas debieran ser oficiales en este recinto. La solución: traductores.
Y, finalmente, están los que reclaman que los traductores son muy caros y que por ello las congresistas no deberían hablar en quechua en el Congreso. Claro, invertir para que la representación nacional lo sea realmente es tonto. ¿Dónde estamos?
Hoy, gracias al maestro Cerrón Palomino, me di con la siguiente noticia (vía El Mundo): “El Senado español ha aprobado reformar su reglamento para que todos los senadores puedan utilizar en los plenarios cualquier lengua española que sea oficial en alguna comunidad autónoma. Es decir y según los estatutos, los senadores podrán expresarse a partir de enero de 2011 en castellano, como hasta ahora, y también en catalán, gallego, euskara y valenciano.”
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